Ella no era la chica que él siempre soñó. Él no era el chico que ella imaginó para ella. Ninguno de los dos eran un ejemplo a seguir, pero por algún azar del destino se volvieron perfectos el uno para el otro.
martes, 12 de marzo de 2013
Me gusta ser soñadora, pero a la vez soy realista, es como si dos personas vivieran en mi, desgraciadamente al final siempre gana la parte realista
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